UN MERECIDO DESCANSO

martes, 17 de abril de 2012


Preocuparse "demasiado" es señal de inteligencia.

 Un estudio neurocientífico del Centro Médico Downstate de la Universidad Estatal de Nueva York (EE UU) revela que la inteligencia y la preocupación están relacionadas con la escasez de colina en la sustancia blanca subcortical del cerebro. Los investigadores concluyen que ambos rasgos coevolucionaron en los seres humanos.

Preocuparse demasiado suele ser considerado un aspecto negativo de la personalidad, mientras que la inteligencia es una cualidad que se valora positivamente. Pero lo cierto es que la preocupación “puede hacer a nuestra especie evitar situaciones peligrosas, por muy remotas que parezcan”, subraya Jeremy Coplan, coautor del trabajo. Y al no asumir riesgos, las personas preocupadas tienen más probabilidades de sobrevivir. “Por lo tanto, como la inteligencia, la preocupación nos aporta un beneficio”, añade Coplan.

En el estudio se midió el cociente intelectual (CI) de pacientes con trastorno generalizado de la ansiedad y se comparó con el de voluntarios sanos. En quienes sufrían ansiedad, el alto cociente intelectual aparecía asociado a mayor nivel de preocupación. En los sujetos sanos, esto no sucedía.

Los autores también comprobaron que tanto la preocupación como la inteligencia están caracterizadas por una falta de colina y otros compuestos relacionados en el cerebro. La colina es uno de los componentes más abundantes que contienen los tejidos cerebrales en el ser humano, y su presencia resulta fundamental para la mielinización de los tejidos nerviosos.

Revista Muy Interesante
¿Cuánto aire respiramos al día?

 Teniendo en cuenta que inspiramos y espiramos entre cinco y seis litros de aire por minuto, eso arroja una cifra que oscila entre los 7.200 y 8.600 litros cada 24 horas. Si lo contabilizamos por respiraciones, entonces realizamos unas 21.000 por jornada.

Gracias a este proceso, el organismo asimila el oxígeno que necesita y expulsa dióxido de carbono. Se calcula que nuestra aportación diaria al volumen de CO2 en la atmósfera es, en condiciones normales, de unos 1.100 gramos –poco más de un kilo–, como el que emite un coche al recorrer cinco kilómetros.

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domingo, 15 de abril de 2012

¿Los monos saben leer?

 La respuesta es que no, pero casi. Un equipo de investigadores de la Universidad de Marsella (Francia) ha conseguido que un grupo de babuinos reconozca palabras en inglés con una exactitud asombrosa. Los resultados revelan que el reconocimiento visual de palabras puede aprenderse sin necesidad de conocer el lenguaje hablado.

Durante el mes y medio que duró el entrenamiento, los babuinos aprendieron a identificar palabras de entre más de 7.000 secuencias de letras sin sentido. Como resultado, los monos reconocían las palabras con un 75 por ciento de exactitud, según explican los investigadores en su trabajo publicado en Science. Además, al igual que los humanos, los babuinos cometían más errores de identificación cuando en las secuencias falsas aparecían combinaciones de letras habituales en las palabras reales. Por ejemplo, se encontró mayor porcentaje de errores en secuencias que contenían el par "th", muy habitual en el inglés, que en aquellas que contenían la secuencia "ht".

Estos resultados arrojan dos conclusiones importantes. La primera, que es posible reconocer palabras sin tener ni idea de cómo suenan realmente. Y la segunda, que los babuinos no solo sacan información de las letras, sino que las relaciones entre ellas también les dan pistas. "Esto sugiere una conexión con algún tipo de habilidad ancestral que no llega a ser lingüística, pero que se relaciona con la capacidad para reconocer objetos", explica Jonathan Grainger, uno de los autores.

¿Significa esto que los monos podrían leer algún día? "Uno de nuestros proyectos es entrenar a los babuinos para que asocien palabras con algún tipo de significado", explica Grainger. "Ese sería el siguiente paso, pero será excesivamente complicado", matiza. La imagen de un mono leyendo cómodamente el periódico en el sofá aún está muy lejos de hacerse realidad.

Revista: Muy Interesante